Después
de ser parte del intenso proceso de movilización del 2011, las cuentas no son
alegres. Los principales objetivos del movimiento, ampliamente respaldados por
la sociedad, aun no se concretan. Todavía la calidad no se encuentran
aseguradas, las familias son los principales financiadores en las instituciones
públicas y el lucro, aun cuando existe claridad en quienes los realizan, sigue
operando.
Aun
cuando durante el año 2011, arquitectura se sumo tardíamente a la discusión, se
logro desarrollar un proceso de renovación de fuerzas y de decisiones cruciales
para su futuro. Surgió la necesidad de tener una responsabilidad social o
“militancia”, por condición básica de ser miembros de una institución pública,
que debe atender a las necesidades de la sociedad, no solo ante los problemas
de carácter educacional o económico, sino en el mismo proceso de enseñanza y
ejercicio de la profesión.
Durante
este semestre, las oportunidades de debate y reflexión se han visto limitadas
frente a la fuerte carga académica. Aun así, las demandas del 2011 deben seguir
presentes cuando el sistema de financiamiento a la educación, sigue apuntando a
subsidiar la demanda, queriendo generar movilidad social, focalizada en la
persona. Algunos son parte de la primera generación que logra ingresar a la universidad, por medio a
becas y créditos públicos. Otros en cambio, hijos de profesionales, se endeudan
con la banca para poder tener un mejor futuro.
Es importante
entender, al ser miembros de una institución de educación superior de carácter público,
que no solo basta el reconocimiento del estado: aportes basales reales que se
traduzcan en educación gratuita para nosotros los estudiantes, la valoración de
la actividad académica y funcionaria. Lograr fortalecer la investigación para
un desarrollo científico y cultural del país va de la mano de uno de los
primeros objetivos: la construcción de una nueva sociedad. En instituciones
públicas como la nuestra, debemos ser parte de aquella construcción de país, en el entendido que la universidad busca generar las
condiciones de reflexión intelectual, para desarrollo nacional. Esto, como lo
plantea el plan estratégico institucional, a partir de “espacios de discusión y
proposición en un diálogo multidisciplinario y pluralista. Lo anterior se
traduce en la formación de personas, enriqueciendo su capital cultural y su
compromiso social, impulsando la apertura de sus estudiantes al conocimiento y
la comprensión de la interrelación que tienen con el entorno”. Es por esto que
la generación de espacios de debate y participación con carácter triestamental,
son oportunidad real para el desarrollo de este objetivo.
En
arquitectura la construcción de país parte desde la Escuela, apuntando al
mejoramiento de la unidad académica, en el entendido de que todo problema está
enmarcado en temas que afectan a la educación en su conjunto.
No
solo basta con aprender a modelar el lugar, desarrollar un artefacto y
transformar el contexto. Hoy la “casa” debe ser el ejemplo en la construcción
de espacios físicos como de la reconstrucción del tejido social; esto enmarcado
en una mayor vinculación y participación.
La
escuela es Nuestra
Nosotros la hacemos.
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